Su nombre correcto es “pisos laminados en melamina”; se los conoce como “flotantes”, dada la forma de instalación - práctica y económica -, que imitan a la madera.
Su estructura consta de cuatro partes:
• Capa de apoyo: Película que estabiliza la placa superior.
• Placa HDF: Es maciza y da la solidez y espesor.
• Placa de diseño: Es melamina que diseña e imita madera.
• Capa protectora: Una lámina de papel fino y robusto, que marca la resistencia a la abrasión (overlay).
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Son tarimas con mayor o menor textura, con diseños que imitan 1, 2 o 3 lamas de ancho, generalmente con terminación sin brillo. Los hay sin bisel, con micro bisel o bisel grande en “V”.
En cuanto a su resistencia a la abrasión, pueden ser:
• AC3: De uso residencial.
• AC4: De uso comercial.
• AC5: De uso comercial intenso.
También contamos, ahora, con una categoría especial con mayor resistencia a la humedad.
No obstante lo dicho, los daños que le produce la humedad es su principal debilidad.
Los más utilizados son de 7 / 8 mm de espesor, en tarimas, pero también los hay de 10 / 12 mm que imitan un entablonado.
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Sólo se colocan flotados, sobre una manta, sin anclaje al suelo. Es su gran ventaja: barato, práctico y de utilización inmediata.
Se instalan sobre una gran variedad de superficies, pero requieren de una buena planimetría y humedad controlada. La planimetría, porque favorece el menor sonido al caminarlos, y la humedad es fundamental, dado que estos pisos tienen gran propensión a la dilatación y contracción, y la junta de dilatación que se le deje, no alcanza para frenar levantamientos, si no evitamos humedades ascendentes, ambientales o mojaduras.