Los decks son muy utilizados, actualmente, porque permiten extender el interior hacia el exterior, amalgamándolo con la naturaleza, de mejor manera que con otros materiales.
Deben soportar el desgaste de los rayos solares y permitir el libre escurrimiento del agua pluvial.
Históricamente se construyeron de madera. Es importante la especie elegida, como así también el impregnado previo y el mantenimiento posterior, ya que ambos hacen a la vida útil.
Recientemente contamos con entablonados sintéticos, que reemplazan a la madera; son del tipo prefinished y no requieren ningún impregnado.
Un deck es, en todos los casos, un “trabajo a medida”, con un diseño previo y múltiples aspectos y variantes. Los hay fijos, desmontables o mixtos; con tornillos a la vista o con un sistema de fijación oculta.
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De madera:
Su ventaja es que se trata de un material versátil, que da al instalador muchas posibilidades al momento de acercarse a todo tipo de diseño previo.
Pueden venir preparados para el sistema de anclaje de tornillo a la vista o el de doble hembra, para grampas que esconden el tornillo.
El motivo por el cual estos tipos van perdiendo mercado, frente a los sintéticos, es que su durabilidad depende de un mantenimiento posterior, y eso complica.
Son varias las especies utilizadas, siendo las más habituales Lapacho, Curupay, Cumarú, Garapeira y Eucaliptus misionero, aunque también se pueden encontrar en pino impregnado y grandis, que son de menor calidad.
Macizo WPC (Wood and Plastic Composit):
De textura similar a la madera, con varios tonos, protección UV y estéticamente perfectos.
Son de fácil mantenimiento, alta resistencia y para colocar sin tornillos a la vista.
Su composición es 60% fibras de madera, 30% plásticos reciclados y 10% aditivos.
Desventajas: no contamos con piezas de ajuste, y eso dificulta construirlos cuando el diseño no es convencional. Además, se debe tener en cuenta que los cambios de temperatura lo dilatan y contraen tanto en ancho como en largo.
De madera:
Si bien se pueden fabricar de mayor espesor, lo habitual es 1 pulgada de espesor y entre 3 y 4 de ancho, por largos varios.
WPC:
Se fabrican de forma estandarizada, de 22 x 134 x 2200 mm la cobertura y 30 x 30 x 2000 mm el bastidor de montaje.
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Podemos decir que, para su instalación, debemos considerar dos partes:
• Base: Es una estructura muy variable, según la necesidad del diseño; debe nivelar el solado, dar solidez a la estructura, permitir el libre escurrimiento del agua pluvial y soportar las inclemencias por estar al exterior.
Para los de madera, esta base será del mismo material, con posible ayuda metálica y de mampostería.
Para los WPC, sólo contamos con su bastidor de montaje, y por lo tanto obligados a usar metal y/o mampostería, no conviene que sea de madera.
• Cobertura: Es lo que se ve y el cliente ha elegido para su proyecto. Puede ser fija, desmontable o mixta. Los tornillos a la vista, o escondidos, pueden ser anodizados o de acero inoxidable. No se recomiendan tarugos de madera para tapar los tornillos.